El dolor es uno de los síntomas más comunes y temidos entre las personas que reciben tratamiento para el cáncer y entre los supervivientes a largo plazo. La causa del dolor del cáncer puede ser la enfermedad en sí misma, los tratamientos, o una combinación de ambos. Puede ser de corta duración o crónico, y en algunas personas puede persistir mucho tiempo después de finalizado el tratamiento.
Además, cada vez hay más personas que padecen dolores relacionados con el cáncer. Gracias a las mejoras en los tratamientos, las personas viven más tiempo con cáncer avanzado y el número de quienes sobreviven por mucho tiempo sigue creciendo. Es más, debido a que el cáncer presenta índices más altos en personas mayores, la prevalencia mundial del cáncer está en aumento dado que las personas en todo el mundo están viviendo más tiempo.
El aumento de la prevalencia del dolor del cáncer y el efecto de la epidemia de opioides en el control del dolor causado por el cáncer—y en el control del dolor crónico en general—han despertado un renovado interés en formular medicamentos nuevos y no adictivos para el dolor, así como también en nuevos métodos no farmacológicos para el alivio del dolor crónico.
Entender el dolor causado por el cáncer es un problema difícil, y la cantidad de investigadores que trabajan en esta área es pequeña, dijo la doctora y enfermera profesional Ann O’Mara, quien recientemente se jubiló de su puesto como jefa de investigación de tratamientos paliativos en la División de Prevención del Cáncer del NCI. No obstante, los científicos que estudian el dolor causado por el cáncer tienen un cauto optimismo de que en el futuro contaremos con mejores tratamientos.
En parte, gracias a la creación de modelos animales de algunos tipos de dolor causado por el cáncer, los investigadores están comenzando a entender mejor la biología subyacente. En particular, los científicos están identificando moléculas que generan señales de dolor y así obtienen información sobre cómo el sistema nervioso transmite estas señales desde el lugar donde se produce el dolor al cerebro, que es donde se percibe el dolor.
Esta investigación ha llevado a la realización de numerosos estudios clínicos actualmente en curso sobre terapias experimentales para prevenir el dolor, incluidos algunos estudios grandes que normalmente deben obtener la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos.
La comprensión del dolor óseo causado por el cáncer conduce a nuevos tratamientos
Uno de los tipos más comunes de dolor causado por el cáncer es el dolor óseo. El dolor óseo causado por el cáncer ocurre cuando los tumores metastáticos de cánceres que comenzaron en otras partes del cuerpo, crecen en la médula ósea (tejido esponjoso en el centro de la mayoría de los huesos). De hecho, el dolor óseo puede ser el primer síntoma de varias formas de cáncer, incluidos los cánceres de próstata y de pulmón, dijo el doctor Patrick Mantyh, de la Universidad de Arizona en Tucson.
El dolor óseo inducido por el cáncer ocurre también en personas con cánceres óseos primarios (tumores que se iniciaron en el tejido óseo), como osteosarcoma, que son mucho menos comunes que los cánceres que se diseminan a los huesos.
En 1999 el laboratorio que dirige el doctor Mantyh elaboró el primer modelo animal que parece reflejar lo que ocurre en seres humanos cuando el dolor causado por el cáncer forma metástasis o se disemina a los huesos. Usando ese modelo murino, el equipo del doctor Mantyh halló que los tumores en el hueso estimulan la formación, cerca del tumor, de fibras nerviosas que transmiten el dolor.
El doctor Mantyh dijo que una vez que las células tumorales se establecen en la médula ósea, se apropian de las moléculas que regulan las células que participan en la desintegración de los huesos, llamadas osteoclastos. El resultado es que «los osteoclastos se agrandan y entonces proceden ávidamente a digerir los huesos», explicó el doctor.
A fin de digerir los huesos, los osteoclastos crean un ambiente ácido que «es casi como verter ácido de batería en el hueso», prosiguió el doctor Mantyh. El dolor de cáncer de hueso tiene dos causas, dijo el doctor. Primero, las neuronas sensoriales, o fibras nerviosas, en el hueso «detectan el ambiente ácido y lo interpretan como una señal de dolor». Segundo, la excesiva actividad de los osteoclastos provoca microfracturas o fracturas completas de hueso, las cuales pueden causar dolores extremos.
Estudio de las causas del dolor provocado por cáncer de boca
Los tipos de cáncer más comunes, como el cáncer de seno, de pulmón, de próstata y de colon, en muy pocos casos causan dolor en el sitio donde se originaron. Sin embargo, el dolor en la cabeza y el cuello por cáncer de boca es notable por su intensidad y prevalencia; aproximadamente hay entre 70 y 75 % de pacientes con cáncer de boca que sufren dolor, dijo el doctor Brian Schmidt, de la Facultad de Odontología de la Universidad de Nueva York.
El doctor Schmidt señaló que el dolor causado por cáncer de boca es persistente debido a que la lengua y el paladar (las áreas más comúnmente afectadas por el cáncer de boca) se alteran cuando un paciente habla, mastica o traga. El dolor se produce cuando las sustancias producidas y secretadas por un tumor activan las neuronas circundantes que detectan el dolor, las cuales luego transmiten las señales de dolor al sistema nervioso central, y la estimulación de tan solo hablar o tragar exacerba este efecto.
Para estudiar el dolor causado por cáncer de boca, durante las cirugías, el doctor Schmidt usa una técnica denominada microdiálisis para obtener las sustancias que producen los tumores y que causan dolor. «El tejido canceroso se degenera con rapidez después de la cirugía. Al tomar muestras del microentorno del cáncer con el tumor en su lugar, logramos un entendimiento más preciso de cómo el tumor produce dolor», dijo el doctor Schmidt.
En otros casos, el doctor Schmidt extrae partes pequeñas del tumor así como tejido normal del área adyacente en la boca. Su equipo de laboratorio trabaja en estas muestras para identificar las sustancias que producen dolor que se encuentran en el tejido canceroso pero no en el tejido normal.
Entre los principales causantes sospechosos del dolor debido a cáncer de boca, están las proteasas, que son enzimas que facilitan la diseminación de cánceres mediante la destrucción de los tejidos circundantes. Las proteasas pueden también adherirse y activar a un receptor de moléculas en las neuronas denominado receptor activado por proteasa 2, o PAR2. Cuando las proteasas activan al PAR2 en las neuronas, el receptor PAR2 puede hacer que otros receptores de dolor en las neuronas se vuelvan más sensibles, dijo el doctor Schmidt. Como resultado, continuó el doctor, «un estímulo que normalmente no es doloroso, como comida rozando la lengua, puede convertirse en algo sumamente doloroso».
El doctor Schmidt y su colaborador, el doctor Nigel Bunnett, de la Universidad de Columbia, están estudiando una nueva clase de fármacos que bloquean a PAR2 para el tratamiento del dolor causado por cáncer de boca. Además, el equipo del doctor Schmidt está investigando otras sustancias que contribuyen al dolor causado por el cáncer de boca. Estas incluyen a NGF, uno de los causantes de dolores óseos relacionados con el cáncer, y endotelina-1, que es una molécula que produce dolor y se destaca por su presencia en el veneno de serpientes.
Dolor como efecto secundario del tratamiento
El dolor puede también producirse debido a una neuropatía periférica por la quimioterapia (CIPN), un efecto secundario grave de muchos fármacos quimioterapéuticos. La neuropatía periférica es el resultado de los daños producidos en los nervios de las extremidades, como los dedos de la mano y de los pies, y causa dolor, entumecimiento y hormigueo. (Los tratamientos del cáncer como cirugía y radiación, así como también la enfermedad en sí misma, pueden causar también neuropatía periférica en pacientes y supervivientes.)
La CIPN es la razón más común por la que los pacientes deben reducir su dosis de quimioterapia. Algunos incluso deben interrumpir el tratamiento del cáncer por completo debido a que los efectos de la CIPN son debilitantes y angustiosos. Pero el problema no es solo el aspecto doloroso de la neuropatía.
«Los efectos que no son dolorosos [como entumecimiento de las manos y los pies] afectan también en gran medida el funcionamiento y bienestar del paciente «, dijo el doctor Patrick Dougherty, del departamento de medicina del dolor del Centro Oncológico MD Anderson de la Universidad de Texas.
Los científicos aún no entienden completamente los mecanismos que subyacen a la CIPN, pero se están obteniendo nuevos conocimientos a partir de una combinación de estudios en animales y seres humanos, agregó el doctor Dougherty. La idea general, explicó el doctor, es que los fármacos quimioterapéuticos que causan la CIPN, lo hacen al poner en tensión a las neuronas, lo que produce inflamación y daño a los nervios.
Los investigadores están estudiando otras sustancias que pueden actuar sobre la fuente del problema y revertirlo o, de manera ideal, prevenir la CIPN en lugar de solo aliviar los síntomas. Algunas de estas sustancias tienen también efectos antitumorales conocidos, lo que las hace especialmente atractivas debido a que una de las preocupaciones centrales en la elaboración de fármacos para prevenir CIPN es que podrían interferir con el tratamiento del cáncer.
El papel de los métodos no farmacológicos
Los investigadores están estudiando también métodos no farmacológicos para el tratamiento de la CIPN y otros dolores crónicos relacionados con el cáncer, explicó la enfermera especializada Diane St. Germain, quien administra una cartera de subvenciones que se enfoca en la investigación de tratamientos paliativos en la División de Prevención del Cáncer del NCI.
Por ejemplo, para el alivio del dolor hay un gran interés en el uso de acupuntura, así como métodos comportamentales como yoga, Tai Chi y meditación basada en la atención o conciencia plena, dijo la doctora Linda Porter, Directora de la Oficina de Políticas del Dolor en el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares. Muchos de estos métodos se están probando en estudios clínicos.
Las intervenciones comportamentales para el dolor causado por cáncer en general se usan como complementos de la medicación, dijo la doctora Tamara Somers, psicóloga clínica y científica del comportamiento en la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke.
La doctora Somers estudia métodos comportamentales para el control del dolor como la terapia cognitivo-comportamental (CBT), que enseña a los pacientes habilidades para controlar el dolor a fin de que mejoren sus estrategias para afrontar el dolor y que reduzcan la tensión que puede producir más dolor.
Los estudios clínicos han indicado que las intervenciones comportamentales «pueden disminuir el dolor y la discapacidad de los pacientes con cáncer», dijo la doctora Somers. «Pero la terapia cognitivo-comportamental puede también ofrecer a las personas técnicas para usar cuando se enfrentan al dolor, por lo que incluso si su dolor persiste en algún nivel, pueden continuar haciendo lo que necesitan hacer, o desean hacer, cotidianamente.
«Sabemos que estas técnicas de afrontamiento ayudan a las personas a controlar su dolor», prosiguió la doctora Somers. Pero el control comportamental del dolor en general requiere sesiones de terapia en persona en un centro médico, con una significativa dedicación de tiempo, y «en muchos lugares ni siquiera hay terapeutas disponibles que han recibido la capacitación para realizar estas intervenciones», dijo la doctora.
A fin de abordar estos desafíos, la doctora Somers está estudiando si una «dosis» más corta o menor de una intervención comportamental para el dolor puede todavía ofrecer beneficios. En un estudio clínico en curso patrocinado por el NCI, la doctora está examinando la respuesta de pacientes con cáncer de seno con dolor de moderado a intenso a dosis diferentes de capacitación en técnicas para enfrentar el dolor. La doctora Somers dijo que el objetivo es determinar «cuál es la dosis de intervención comportamental para el dolor causado por cáncer que necesitan diferentes pacientes a fin de beneficiarse, con la meta final de lograr que este método sea más accesible para los pacientes».
La doctora Somers está también buscando alternativas a la terapia en persona para las personas con dolor crónico causado por cáncer, inclusive intervenciones médicas para teléfonos celulares. Dichas intervenciones pueden incluir videoconferencias y estaciones con tabletas electrónicas en centros médicos comunitarios para pacientes que no tienen acceso a tecnología en su hogar, como la población de zonas rurales con escasos servicios médicos.
Uno de los desafíos del uso de intervenciones comportamentales para el control del dolor causado por cáncer, dijo la doctora O’Mara, «es que, a diferencia de tomar un medicamento, requiere una dedicación de tiempo y esfuerzo por parte del paciente». Una pregunta entonces es, «cómo dar herramientas a los pacientes a fin de que tengan el poder para comprometerse con estos
Fuente: Instituto Nacional del Cáncer | https://www.cancer.gov/espanol/noticias/temas-y-relatos-blog/2019/nuevos-metodos-para-dolor-de-cancer
WhatsApp